“Me da mucho gusto ver cómo ha crecido el movimiento en Chile”

2/07/2007
Esta mujer peruana de nacimiento y mexicana por adopción ha dedicado casi la mitad de su vida al Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Lesbianas Feministas y ya se ha convertido en un referente. Hoy está de visita en nuestro país para participar del VII Encuentro organizado por el movimiento.

Norma Mogrovejo tiene 45 años, es abogada y académica de la Universidad de Ciudad de México. Para sus más cercanos, Norma es catalogada como “lesbianóloga” y uno de los emblemas del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Lesbianas Feministas.

Nació en Juliaca, un pueblo indígena de Perú. Desde los 14 años vivió en Arequipa. Ahí desarrolló sus estudios y obtuvo su título profesional. Hace 20 años se fue a vivir por “autoexilio” a México y abandonó Perú por prejuicios sexistas. Desde ese momento se ha transformado en una estudiosa de los movimientos lésbicos y todo lo que se relacione con estas organizaciones.

Hoy está de visita en nuestro país para participar en el VII Encuentro Lésbico Feminista Latinoamericano y del Caribe. La reunión pretende reunir a cerca de 200 lesbianas feministas de la región, para que compartan sus inquietudes y experiencias. Norma con sus 20 años en la organización, pretende que éste sea un impulso importante para el movimiento chileno.

-¿Cuándo comenzó su participación dentro del movimiento lésbico feminista?

-A los 18 años yo comencé a ser activista feminista. Junto a otras compañeras (lesbianas) formamos el primer grupo de provincia en Arequipa. Desde las reflexiones del feminismo comenzamos a cuestionar nuestra condición y pensamos que era importante pasar de la reflexión a la acción. En un encuentro que se realizó en Lima en el año 83, nos encontramos con 300 lesbianas. Todas comenzaron a compartir experiencias y mi impresión fue tan grande que dije: “Yo quiero esto y esto es lo que yo soy”.

-Tenía la compañía de su familia y ya había terminado su carrera de abogado. -¿Qué motivó su salida de Perú?

- La necesidad de buscar mi propia libertad. En el año 87 asistí al primer encuentro lésbico latinoamericano en México. Pero no como lesbiana totalmente asumida. Fue allá donde pude identificarme y asumirme libremente con mi condición. Cuando volví a Perú, me percaté que lo vivido en México era imposible en mi país. La posibilidad era seguir viviendo “dentro del clóset” o en la clandestinidad. Eso no estaba en mis planes. Postulé a una beca y me fui a estudiar una maestría a México.

-¿Cómo se transformó en un referente dentro del Movimiento Latinoamericano?

-En el año 90 empecé a ser activista como lesbiana en México. Decidí hacer mi doctorado sobre el Movimiento Lésbico Latinoamericano. Para poder hacer un trabajo “vivencial” o de investigación acción, me introduje dentro del movimiento. Desde ese momento este ha sido mi tema de trabajo académico y tema de vida. Actualmente tengo cinco libros sobre lesbianismo, lo que permite que me inviten a participar en ponencias, conferencias o encuentros sobre lesbianismo feminista.

-¿Cuándo fue su primer encuentro con una mujer?

-A los 19 años en el encuentro Latinoamericano de Lima. Fue como un terremoto interno que te mueve todas las estructuras de tu construcción identitaria. Era demasiado fuerte para mí y por un tiempo, comencé a asumirme como bisexual y a cuestionarme muchas cosas. Antes yo había tenido una pareja hombre, por lo mismo resultaba más extraño, pero me gustaba.

-Actualmente, ¿tiene pareja?

-Tengo pareja, pero me considero una mujer poliamorosa. Este pensamiento corresponde a una corriente de pensamiento filosófico, que cuestiona no sólo la heterosexualidad obligatoria, sino también la monogamia obligatoria. Plantea la opción de amar comprometida y responsablemente, a más de una persona.

-¿Recuerda cómo tomó su familia su lesbianismo?

-Mi familia hasta el día de hoy no lo ha procesado de la mejor manera. En el ámbito de la afectividad me aceptan, aunque preferirían que yo fuera “normalita”. No es algo que los hace feliz, pero me respetan y me quieren. Eso para mí es lo importante y no necesito tener que demostrarle nada; si me aceptan que bueno y si no, no dejaré de ser lo que soy.

-¿Cuál ha sido su impresión sobre el desarrollo del movimiento chileno?

-Me da mucho gusto ver cómo han crecido. La última vez que estuve aquí fue en el año 96 para el Encuentro Feminista Latinoamericano, que se realizó en Cartagena. Todavía estaba penalizada la homosexualidad, el alcalde de esa ciudad se opuso a nuestra presencia y las lesbianas nos besamos en frente del municipio en forma de protesta. Con este encuentro queda demostrado que las condiciones han cambiado. Las organizadoras hoy son capaces de reunirse y brindar seguridad para la manifestación lésbica abierta.

VII Encuentro Lésbico Feminista de Latinoamérica y el Caribe

Bajo el lema “Pensando autonomías desde una rebeldía cómplice” se dio el vamos al VII Encuentro Lésbico Feminista Latinoamericano y del Caribe (Elflac). La actividad se llevará acabo entre los días siete y el 11 de febrero en el Centro Cultural “San José” (ex Hospital San José).

Se espera que aproximadamente 200 lesbianas feministas de toda la región se den cita en el encuentro. Durante los cinco días, se desarrollarán actividades culturales y artísticas; además de diversos talleres y ponencias. Se espera que este viernes las mujeres realicen una marcha por el centro de Santiago.

Ekipa, organización chilena a cargo del evento, señaló que este era un momento esperado hace varios años. “En diversas oportunidades se había planteado la posibilidad de organizar un encuentro en Chile. Pero no es sino hasta ahora, que tenemos las condiciones sociopolíticas necesarias para realizar un encuentro de esta naturaleza”.

FUENTE: LA NACION.CL

 
posted by Pink Point Chile at 2/07/2007 02:59:00 a. m., |

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